Capturar el CO2 de la atmósfera parecía buena idea. En Stanford han llegado a la conclusión de que es tirar el dinero

En la mayoría de países del mundo, apostar totalmente por las renovables saldría un 60% más barato que optar por la captura de carbono

Stanford
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La lucha contra el cambio climático se basa fundamentalmente en reducir la cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera. Una de las soluciones más directas es la captura de carbono: extraer el CO₂ de las chimeneas industriales o el aire ambiente. Entonces, ¿por qué no termina de despegar frente a las renovables?

En corto. Las tecnologías de captura de carbono son equipos que se colocan en las industrias o al aire libre para eliminar la contaminación sin necesidad de modificar la fuente. Aunque suene prometedora, un reciente estudio de Stanford muestra que la captura de carbono es a la larga mucho más costosa y menos efectiva que la transición directa a energías renovables.

Además de mejorar la calidad del aire y frenar el cambio climático, para la mayoría de países del mundo, electrificar la industria y obtener energía exclusivamente de fuentes renovables reduciría de aquí a 2050 un 54% la demanda energética y un 60% los costes de la energía, en comparación con una apuesta total por la captura de carbono que mantuviera el consumo de combustibles fósiles.

El estudio. Los investigadores compararon dos escenarios extremos: un mundo que apuesta al 100% por las energías renovables y la electrificación; y un mundo que sigue quemando combustibles fósiles, pero trata de reducir su impacto con captura de carbono y mejoras en la eficiencia energética.

Contraria a la intuición, la opción más rentable es con diferencia reemplazar por completo los combustibles fósiles por fuentes como el viento, el sol, la geotermia y la energía hidroeléctrica. Porque eliminan directamente el uso de combustibles, que es la principal fuente de contaminantes en el aire, y porque reducen la demanda energética en lugar de seguir aumentándola.

Más rentables. Las fuentes limpias y la electrificación no solo reducirían directamente la emisión de dióxido de carbono, evitando cinco millones de muertes al año causadas por la contaminación. Puesto que la captura de carbono consume energía, el primer escenario también supondría un ahorro económico respecto al otro escenario, al reducir el consumo de energía en un 54% y los costes energéticos en un 60%.

La clave es el coste de oportunidad. Usar energías renovables para alimentar sistemas de captura de carbono impide que esas mismas energías se utilicen para reemplazar las fuentes contaminantes. "Si gastas un dólar en captura de carbono en lugar de renovables, estás aumentando el dióxido de carbono, la contaminación del aire, los requisitos de energía, los costos de energía, los oleoductos y los costes sociales totales", explica el autor principal del estudio, Mark Jacobson.

Conclusión. Lo que señala el estudio es que, aunque la captura de carbono puede parecer una solución técnica atractiva, en la práctica mantiene la infraestructura ineficiente y contaminante de la combustión. Como intentar vaciar una bañera sin cerrar el grifo. No se resuelve el problema de fondo: el uso de combustibles fósiles.

Los investigadores concluyen que, para enfrentar la crisis climática de forma efectiva, es mucho más beneficioso abandonar la idea de limpiar el aire después de contaminar y apostar por una transformación total hacia las energías renovables. La evidencia dice que invertir en energía limpia no solo es más barato, sino también la opción más segura para el medio ambiente y la salud global.

Imagen | Pixabay

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