El Pentágono ha roto por sorpresa el hermetismo en torno al avión espacial X-37B de la Fuerza Espacial estadounidense. Por primera vez hemos visto una imagen tomada desde la nave secreta, que vuela durante años sin tripulación.
La foto. Tal vez lo que ha hecho irresistible publicar esta imagen sean las cautivadoras vistas de la Tierra que disfruta la aeronave. La foto fue tomada cerca del punto más alto (el apogeo) de la trayectoria elíptica en la que un cohete Falcon Heavy de SpaceX lanzó el avión espacial X-37B.
Y es una órbita sorprententemente alta y elíptica (de 185 x 35.188 kilómetros, según el investigador Marco Langbroek) lo que explica por qué necesitaron toda la potencia de un Falcon Heavy para lanzarlo.
El contexto. X-37B es una pequeña nave robótica operada por la Fuerza Aérea y la Fuerza Espacial estadounidense que fue lanzada por última vez a finales de 2023. Está diseñada para probar nuevas tecnologías de exploración y defensa espacial, por lo que sus misiones son en gran parte secretas.
La misión actual es la séptima y se centra en experimentar con "órbitas altamente elípticas" y "maniobras de aerofrenado" capaces de reposicionar la nave con una cantidad mínima de combustible, algo que Estados Unidos considera vital en un escenario de creciente competencia espacial, especialmente por parte de China, que tiene su propio avión espacial secreto.
Por qué llama la atención esta foto. No es la primera vez que vemos la Tierra a decenas de miles de kilómetros, pero hasta ahora, la misión de X-37B se había llevado en un silencio casi absoluto. Esta es la primera vez que vemos una instantánea capturada por el propio vehículo mientras sigue en el espacio.
Eso sí, la imagen no es reciente. Se tomó el 30 de enero de 2024, según los metadatos del jpeg, una fecha que los más escépticos verificaron comparando el patrón de nubes en el planeta Tierra con las nubes que los satélites meteorológicos registraron aquel día.
Para qué sirve X-37B. Además de demostrar el aerobraking (aprovechar el frenado atmosférico para cambiar de órbita), X-37B ha realizado pruebas con semillas vegetales para estudiar los efectos de la radiación en el crecimiento de plantas y ha desplegado pequeñas cargas útiles para recuperarlas más tarde, lo que abre la puerta a potenciales aplicaciones de vigilancia o reparación de satélites.
Esta capacidad de interactuar con pequeños satélites también se sospecha de la nave no tripulada china, Shenlong. Tanto China como Estados Unidos estudian el despliegue y la recuperación de satélites en estas misiones prolongadas para poder aprovecharlas en el futuro.
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