Una imagen de la NASA ha revelado el último proyecto de EEUU: convertir una isla abandonada en un base mundial de envío de armas

El regreso de Johnston Atoll al ámbito militar refleja la creciente importancia de la logística ultrarrápida en los conflictos modernos

Johnston Atoll
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A finales del mes de febrero unas imágenes por satélite revelaron algo que no se había hecho público. Washington estaba restaurando la base del Pacífico que lanzó el bombardeo atómico sobre Japón, una acción nada baladí con la que Estados Unidos preparaba un “posible” escenario. Ahora, nuevas imágenes en otro punto del Pacífico refuerzan la teoría del “rearme” estadounidense. Un atolón convertido en una suerte de “Amazon” para el envío de artillería por todo el planeta.

Proyecto Rocket Cargo. La Fuerza Espacial de Estados Unidos ha dado luz verde a los planes para reactivar Johnston Atoll, una remota isla en el Pacífico con un oscuro historial de pruebas nucleares y almacenamiento de armas químicas. ¿La idea? Convertirla en lugar de pruebas de transporte de carga por cohete bajo el programa Rocket Cargo Vanguard. El proyecto busca desarrollar la capacidad de transportar suministros militares a cualquier punto del planeta en cuestión de horas, utilizando cohetes de gran capacidad.

De hecho, la Notificación de Intención (NOI) publicada por el Departamento de la Fuerza Aérea hace unas horas confirma la construcción de dos plataformas de aterrizaje en la isla y la planificación de hasta 10 pruebas de aterrizaje por año durante cuatro años. Se espera que las pruebas comiencen tan pronto como este mismo año, dependiendo de los resultados de la evaluación ambiental en curso.

Por qué esta isla. El análisis del Departamento de la Fuerza Aérea identificó a Johnston Atoll como la única ubicación adecuada para este tipo de pruebas. Otros sitios evaluados, como Kwajalein Atoll, Midway Island y Wake Island, fueron descartados por diversas razones operativas. Johnston Atoll, en cambio, fue elegido por ser un territorio remoto, bajo control del gobierno de Estados Unidos con acceso marítimo y aéreo, y por su capacidad para recibir y almacenar equipos transportados por cohetes.

Plus: la ubicación de la isla la hace menos vulnerable a eventos climáticos extremos, una preocupación clave después de que Kwajalein sufriera daños severos debido a tormentas el año pasado.

Johnston Atoll 2009 La isla desde la imagen de la NASA

Un pasado oscuro. Lo decíamos al inicio. Johnston Atoll tiene un historial militar altamente polémico. El enclave fue utilizado como base de reabastecimiento naval, pista de aterrizaje y centro de pruebas nucleares, biológicas y químicas. Entre los eventos más notorios destacan las pruebas nucleares en la atmósfera entre 1958 y 1975, incluida la prueba Starfish Prime en 1962, la explosión nuclear más grande realizada en el espacio. También por el uso de la isla como almacén de armas químicas y biológicas, y como centro de su destrucción hasta 2003, cuando fue finalmente abandonada por el Ejército de Estados Unidos después de completar la limpieza de contaminantes.

A pesar de su estatus actual como Refugio Nacional de Vida Salvaje y parte del Monumento Nacional Marino del Patrimonio de las Islas del Pacífico, la imagen por satélite revela que la isla sigue albergando infraestructura militar abandonada, como una pista de aterrizaje de 2,7 km y otras instalaciones que van a reutilizarse.

Una revolución para la logística militar. Es la gran propuesta. El programa Rocket Cargo Vanguard, liderado por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea (AFRL), busca probar la viabilidad de utilizar cohetes comerciales para el transporte global de suministros militares. Desde al menos 2020, el Pentágono ha explorado esta tecnología con la idea de reducir los tiempos de entrega de días o semanas a solo unas pocas horas.

El concepto implica el uso de cohetes reutilizables para transportar hasta 100 toneladas de carga o incluso personal a ubicaciones estratégicas en el mundo, utilizando trayectorias orbitales o suborbitales.

SpaceX y el potencial uso de Starship. Y aquí surge un nombre clave. Uno de los candidatos principales para el programa es la Starship de SpaceX, el cohete más grande y potente jamás construido. En 2022, SpaceX recibió un contrato de 102 millones de dólares para proporcionar datos de vuelo y pruebas de tecnologías para el transporte de carga y ayuda humanitaria.

Sin embargo, hasta la fecha, las pruebas de Starship han sido mixtas, con múltiples explosiones durante los intentos de lanzamiento. A pesar de ello, el Pentágono ha mostrado gran interés en adquirir sistemas de lanzamiento de SpaceX para misiones sensibles y de alto riesgo. El general Philip Garrant, comandante del Space Systems Command, declaró en noviembre que el uso de Starship para el programa Rocket Cargo es una de las opciones más lógicas, principalmente debido a su gran capacidad de carga y su diseño reutilizable.

Perspectivas futuras y expansión. La aprobación de la evaluación ambiental el próximo mes podría abrir la puerta de par en par, no solo a pruebas de Rocket Cargo Vanguard, sino también a la reactivación total de Johnston Atoll como un centro de aterrizaje para otros vehículos espaciales reutilizables.

De hecho, diríamos que está casi asegurado si tenemos en cuenta que no hay prácticamente ubicaciones en Estados Unidos que puedan albergar operaciones de aterrizaje de cohetes de esta escala. Qué duda cabe, si la isla acaba siendo aprobada, podría convertirse en un activo estratégico clave para la Fuerza Espacial de Estados Unidos en el desarrollo de infraestructura espacial reutilizable. Uno, además, nada baladí: un centro logístico mundial y ultrarrápido para reabastecer artillería en tiempos de récord ante la aparición de cualquier conflicto moderno.

Imagen | NASA

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