El punto de partida es absolutamente irresistible: un experimento fallido para solucionar el problema del calentamiento global casi destruye la vida sobre la Tierra. Los únicos supervivientes del desastre se encuentran a bordo del Snowpiercer, un tren que recorre el mundo impulsado por un motor de movimiento continuo y que atraviesa parajes helados de un planeta inhabitable. Así es 'Snowpiercer', como el tren que le da nombre (y que podéis ver en Prime Video y en Filmin), una película que no levanta el pie del acelerador en ningún momento.
Hace ahora una década, Bong Joon-ho firmó su primera película con reparto internacional (aunque previamente había llamado la atención en festivales con películas de producción coreana como 'Memories of Murder' o 'The Host') y pasmó a medio mundo con una película tan divertida y frenética como políticamente comprometida. En este caso, la ambientación a bordo del Snowpiercer es algo más que una excusa para mantener el film en tensión constante: también es su discurso.
Completamente alineada con los combativos intereses del director, que consiguió colar en los Oscar una corrosiva metáfora sobre la lucha de clases con 'Parásitos', 'Snowpiercer' divide su tren en dos: los compartimentos más lujosos para las clases acomodadas y los vagones de cola, donde viven hacinados los más necesitados. El inevitable choque entre unos y otros, comandados respectivamente por Chris Evans y Tilda Swinton, es el núcleo de esta metáfora sobre la necesidad de entenderse (aunque si hay que hacer algún 'eat the rich' por el camino, a Bong Joon-ho tampoco le importa mucho) para que la humanidad sobreviva.
La película consigue un equilibrio exquisito entre la metáfora social, el entretenimiento puro y duro y la reflexión acerca de los dislates que estamos cometiendo con el planeta (algo que también prolongaría en su película para Netflix 'Okja'). Junto con 'Mad Max: Furia en la carretera', la dupla perfecta de trompazos, velocidad y ética punk.
En Xataka | 'Snowpiercer', así es la película de ciencia ficción coreana de culto del director de 'Okja'
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gel0n
La película está basada en un cómic de principios de los 80. Vamos, que original no es, pero al igual que Park Chan-wook con Oldboy, que simplemente se dedicó a mejorar infinitamente el final del manga, Bong Joon-ho mejoró notablemente la historia original con la revolución, que apenas tiene importancia en el cómic, el cual es más una historia del viaje del protagonista (que son dos, en realidad) a través de los diferentes vagones y clases sociales.
El cómic ni siquiera es original tampoco. Todo parte de una serie de 97 novelas, me río yo de La Herejía de Horus, llamadas La Compagnie des glaces (The Ice Company) , que son las que plantearon la idea original de un mundo glacial, trenes gigantescos, etc. Lamentablemente, tan solo la primera de las 97 novelas está en inglés y obviamente ninguna en español.
Al que le haya gustado la película, puede leerse el cómic y su secuela, Termino, ya que son bastante complementarias.